El Protocolo de Montreal se firmó en 1987 y entró en vigor en 1989. Su misión principal es proteger la capa de ozono reduciendo el uso de sustancias químicas nocivas, las SAO (sustancias que agotan la capa de ozono).
A pesar de esta recuperación, no hay certeza de su continuidad en el futuro ni de cuál será su impacto en la mitigación del cambio climático.
Debemos recordar el objetivo de reducir el límite de aumento de la temperatura en 1,5º centígrados, estipulado en el Acuerdo de París, aprobado en 2015 durante la COP21. Cada vez es más urgente que participemos activamente en el cambio de mentalidad necesario para combatir el cambio climático.
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