La importancia de unos buenos hábitos de lectura en nuestra formación parece innegable. Y por formación debemos leer ciudadanía, además de alfabetización.

Un libro nos abre en cuanto lo abrimos.
Abre la imaginación. Nos abre todo un abanico. De emociones. De ideas. De lingüística, quizás.
Si reflexionamos un poco sobre la importancia de estos objetos en nuestras vidas, no necesitamos gastar mucha energía para comprender el sentido y la necesidad de regular los derechos de autor.
¿Quién no puede identificarse con la frustración de que se reconozca el mérito de nuestro trabajo?
¿Qué siente un artista -escritor, pintor, cantante, ...- cuando ve que otro reproduce la obra que él creó sin su autorización? Una obra que salió de su cabeza; una obra que puede ser la única fuente de ingresos que tenga ese mes; una obra que es suya y que está siendo reproducida por alguien que no es su creador.
¿Y quién es ese alguien? se pregunta usted con razón.
Ese alguien que no es el creador de la obra que se reproduce está recogiendo los frutos de esa obra. Recoge los frutos de un árbol que no es suyo. Alimentándose de él. Robando.
Así de importantes son los derechos de autor.
Garantizan la posibilidad de controlar el uso de las obras, así como su distribución y reproducción, y de ser debidamente remunerado por su explotación comercial.
En Portugal, la protección de los derechos de autor está garantizada por la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos (Ley nº 32/2008).
Esta ley define que la protección de los derechos de autor es automática y no requiere ningún tipo de registro. El creador de la obra es el titular de los derechos de autor, que están protegidos durante 70 años después de su muerte.
El autor goza del derecho exclusivo de reproducir, distribuir, exhibir, representar, traducir y adaptar su obra, así como de autorizar o prohibir su explotación comercial. Quien quiera utilizarla necesita el permiso expreso de su creador y a menudo tiene que pagar una tasa por su uso.
Para garantizar la protección de los derechos de autor, es necesario disponer de medidas eficaces de control y sanción en caso de violación de estos derechos.
En Portugal, la ley prevé diversas sanciones para quienes violen los derechos de autor, que van desde multas a penas de prisión.
Además de la ley de derechos de autor, hay otras medidas que se pueden adoptar para proteger las obras, una de ellas es el registro de la obra en la sociedad de derechos de autor, que permite a los autores gestionar la explotación comercial de su obra y recibir una remuneración adecuada por su uso.
¿No te había dicho que además de leer y escribir hay que aprender ciudadanía?
Lee mucho y crea aún más. ¡El mundo te lo agradece!