Las fintech, o empresas de tecnología financiera, se han hecho un hueco en la economía mundial en los últimos años. Surgidas como respuesta a las limitaciones y la burocracia de los bancos tradicionales, ofrecen servicios financieros más ágiles, eficientes y accesibles.

Una de las principales aportaciones de las fintech es la democratización del acceso a los servicios financieros. Al digitalizar las transacciones, las fintechs son capaces de ofrecer productos financieros a un menor coste, lo que facilita el acceso a personas y empresas que antes no podían permitirse utilizar estos servicios. En muchos países, las personas tienen dificultades para acceder a servicios bancarios básicos, como cuentas corrientes y tarjetas de crédito, debido a la falta de infraestructuras y a la burocracia. Las fintech ofrecen servicios financieros accesibles y cómodos, como transferencias de dinero instantáneas, tarjetas de crédito prepago y préstamos en línea, lo que facilita y abarata el acceso a los servicios financieros.

Además, las fintech también ofrecen soluciones más eficientes para las transacciones internacionales, como las remesas de dinero. Utilizando tecnologías como blockchain, las transacciones pueden realizarse de forma más rápida, segura y con comisiones más bajas que las ofrecidas por los bancos tradicionales.

Las fintech también están teniendo un impacto significativo en el mercado de inversión. Las plataformas de inversión que ofrecen estas empresas son más accesibles y flexibles que las opciones tradicionales, lo que permite a las personas con menor poder adquisitivo invertir en acciones y otros activos financieros. Además, las fintech también utilizan la tecnología para ofrecer servicios automatizados de asesoramiento financiero, abaratando y haciendo más eficiente el acceso al asesoramiento financiero.

Así pues, podemos ver la importancia de las fintechs en el mercado global cada vez más digital.