En primer lugar, el consumidor debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
En cuanto a los artículos adquiridos en línea, si el producto deseado no cumple con las expectativas, el consumidor tiene derecho a desistir del contrato en un plazo de 14 días a partir de la entrega del bien o, en el caso de un contrato de prestación de servicios, desde la fecha de celebración del contrato. Este “derecho de arrepentimiento” no requiere justificación alguna para proceder con la devolución. Por su parte, el comerciante tiene 14 días, a partir de la solicitud de resolución del contrato, para reembolsar al consumidor el importe pagado, incluidos los gastos de envío. Si el vendedor no procede con este reembolso, deberá devolver el doble del valor de la compra dentro de un plazo máximo de 15 días hábiles, bajo pena de estar sujeto a una obligación de indemnización. También existe el derecho a inspeccionar y manipular el bien adquirido, respetando los límites de manipulación habitualmente permitidos en los establecimientos comerciales, ya que, en caso de devolución, el producto debe encontrarse en las debidas condiciones.
La garantía del producto también es un factor importante. Los bienes muebles cuentan con un plazo legal de garantía de 3 años, incluso si se compran a distancia.
En cuanto al plazo para intercambiar o devolver productos, si el artículo entregado tiene algún defecto, el consumidor tiene derecho a la reparación y/o sustitución del producto, a la reducción del precio y a la resolución del contrato. Si no se trata de una falta de conformidad, no existe ninguna imposición legal sobre el comerciante que lo obligue a conceder al consumidor la posibilidad de cambiar o devolver el artículo. Por lo tanto, se recomienda consultar previamente la política de cambios y devoluciones de la tienda.
Es importante señalar que, si el consumidor desea devolver un producto después del periodo del Black Friday, el valor que se tendrá en cuenta para el reembolso será el precio vigente en el momento de la promoción, que es el importe realmente pagado, aunque posteriormente el precio sea superior. En el caso de un cambio de producto, se le ofrecerá un artículo similar o equivalente, sin que el comerciante pueda exigir el precio que se cobra fuera de las condiciones de descuento.
Si el comerciante no cumple con las disposiciones legales, el consumidor podrá recurrir al libro de reclamaciones, en formato físico o electrónico, así como a los medios de resolución alternativa de disputas disponibles.
Pasemos ahora a exponer las buenas prácticas del agente económico:
Se le exige transparencia en la práctica de precios, cumpliendo con las normativas de publicidad y los derechos del consumidor. Es decir, para la aplicación de descuentos debe estar expresamente indicada la reducción de precio, que debe referirse al precio más bajo practicado en los 30 días consecutivos anteriores para el mismo producto, aunque corresponda a un precio de saldo o promoción, o solo a condiciones más ventajosas, como la conocida publicidad de "lleve tres, pague dos".
Sin embargo, los vendedores gozan de libertad en la determinación de los precios, que pueden diferir entre el punto de venta físico y en línea, e incluso entre diferentes tiendas que pertenezcan a la misma cadena comercial.
Deben, además, garantizar la transmisión clara e inequívoca de toda la información relativa a la temporada de ventas, específicamente: el tipo de venta; los productos ofertados; el porcentaje de descuento, mencionando tanto el precio anterior como el nuevo; la duración; la actualización real de la disponibilidad del artículo; y la aceptación de todos los métodos de pago habituales, sin que se permita ninguna variación en el precio dependiendo del medio de pago utilizado, bajo pena de aplicación de sanciones.
Por último, se prevé una limitación en el envío de comunicaciones electrónicas por cualquier vía, sin haber obtenido el consentimiento previo y expreso del consumidor para fines de marketing directo.
Es obligatorio que el operador económico presente una declaración previa de la realización de rebajas y liquidaciones, de acuerdo con los plazos establecidos de 5 y 15 días hábiles, respectivamente.
En resumen, en esta era digital en la que vivimos, recomendamos encarecidamente verificar y utilizar sitios web de confianza, evitando acceder a enlaces de correos electrónicos cuyo remitente sea desconocido o rellenar formularios directamente con datos personales. Ante una sospecha de publicidad engañosa, se debe buscar información antes de tomar una decisión y guardar el anuncio para posibles medidas de protección. También cabe destacar la ventaja de las plataformas digitales que registran la evolución de los precios de los productos, proporcionando al consumidor una visión real y permitiéndole así evaluar si se trata de un "descuento ficticio".
De este modo, aspiramos a la transición del Black Friday hacia un Green Friday que priorice el consumo consciente, en contraposición con un consumo excesivo y sin necesidad real, basándose siempre en los intereses de los consumidores, a la par que se vela por el compromiso con el futuro y por una responsabilidad social y ambiental reforzada mediante las prácticas sostenibles implementadas, que no solo buscan evitar las sanciones que los comerciantes intentan eludir.